Operador/Bombero Sebastián Castillo, accidentado en incendio: “Me dio una nueva oportunidad de vida”

16Nov 2021

Voluntario de la “Bomba Recoleta” del Cuerpo de Bomberos Conchalí-Huechuraba e Inspector General del Departamento de Especialidades, recordó el accidente que lo tuvo al borde de la muerte en junio pasado. Metropolitano Sur se sumó a las expresiones de apoyo, especialmente por tratarse de uno de nuestros operadores de la Central de Alarmas.

El bombero de la 2ª Compañía de Conchalí, Sebastián Castillo, estaba en la guardia nocturna el pasado 6 de junio, cuando cerca de las seis de la mañana se declaró un incendio en dos viviendas. En el llamado, le correspondió hacer una faena de corte de propagación de las llamas, junto a sus compañeros.

Todo iba normal hasta que de la nada vino una explosión, aparentemente de un balón de gas. Y cuando siento el impacto, veo el fuego que viene hacia mí y percibo también un proyectil eyectado que sale con una potencia gigante, el que me da en las piernas. La explosión del cilindro me lanzó cerca de tres metros hacia atrás y un metro y medio más me golpeó en el aire”, relata Sebastián.

El Inspector General del Departamento de Especialidades de Conchalí-Huechuraba, recuerda que no perdió el conocimiento después de la caída, pero que “tras abrir los ojos, veo que me estoy quemando el rostro y que hay fuego en mi uniforme”.

Como pude me paré, y salí al patio de la casa que se estaba incendiando. Caminé al carro bomba para que mis compañeros me ayudaran a apagar el fuego. Entonces, me sacaron el uniforme y me dieron los primeros auxilios, mientras pedían la ambulancia institucional más el móvil avanzado (AEA) que envió el Samu. El médico regulador decidió intubarme e inducir el coma, ante la posible quemadura de la vía aérea. Me tomé los medicamentos y de ahí no me recuerdo nada más”, prosigue.

A juicio de Sebastián, salvar de este accidente “me dio una nueva oportunidad de vida. Aparte que soy papá de un enano de 9 años y mi mujer era mi máxima preocupación en ese momento. Quién iba a velar por ellos, me cuestionaba”.

Luego de una larga recuperación, Castillo recibió el alta hace un par de semanas, aunque desde fines de agosto e inicios de septiembre retornó “laboralmente”, porque, “bomberilmente todavía estaba con tratamiento”.

No obstante, ya de regreso a cuartel, le entregaron su nuevo uniforme y mientras se lo probaba, “sonaron los timbres y tuvimos que partir a una emergencia. Fueron cuatro largos meses después del accidente. Físicamente estaba bien y como hago deporte, Mountain Bike, no fue tan complejo volver, aunque había cosas que me costaban al inicio por el atrofiamiento de algunos músculos. Pero estaba activo que era lo importante”, recalcó.

A pesar de la dura experiencia, este valiente voluntario y trabajador bomberil de nuestro cuerpo, nunca pensó tirar la toalla. “La vida sigue y este tipo de accidentes le puede pasar a cualquiera. Son gajes del oficio. Afortunada y desafortunadamente a la vez me tocó a mí y no a un vecino de la calle. Llevo diez años en el Cuerpo y no pienso en dejarlo. Solo si me falta una mano o un pie podría pensar en dejarlo. Mientras pueda caminar o moverme siempre estaré al servicio de la comunidad. Todo lo que hago lo hago con profesionalismo. He estudiado mucho para poder ser bombero y ejercer los cargos y funciones que me ha tocado desempeñar”, reflexiona.

Para los nuevos integrantes dejó un mensaje bien claro: “yo también vengo de una Brigada Juvenil, así que tengo 13 años de vida bomberil. Desde chico me llamó la atención y me gustó eso del vínculo y el espíritu de poder participar y atender a las personas independiente de la raza y sector socioeconómico. Hay que ayudar al prójimo y entender que en la perseverancia está el éxito de poder ser un buen bombero”.

¡Grande Sebastián!