“Décimo”, mascota de la 10ª Compañía es despedido con honores de bombero

11Nov 2022

Este querido perro labrador adoptó la “personalidad de la Compañía”, en palabras de quien lo llevó al cuartel, el Bombero Honorario, Ricardo Venegas. “Tuvo una linda vida con la Décima y si podía nos comía el almuerzo”, señaló su Director Carlos Escobar.

El pasado viernes 11 de noviembre fue un día triste para la 10ª Compañía “Bomba Las Industrias”: su perro “Décimo” falleció luego de casi 14 años de “servicio” al interior de esta unidad.

“Se puso mal y estaba muy viejo, pero tuvo una linda vida con la Décima. Nos esperaba después de cada llamado y, claro, si podía nos comía el almuerzo (ríe). Hasta tuvimos una reunión para analizar si se quedaba o no”, señaló el Director de la “Bomba Las Industrias”, Carlos Escobar Hormazábal, al confirmar la mala noticia.

El Bombero Honorario de la 10ª Compañía, Ricardo Venegas, fue quien llevó a “Décimo” al cuartel y recuerda que “al principio fue un desafío, porque era la primera vez que íbamos a tener oficialmente una mascota, la que yo regalé a través de una tía que me la había regalado antes a mí y que siempre tuvo labradores. De hecho, yo también he tenido varios y creo que el Décimo era primo o hermano de uno de los tres canes que he criado en mi vida”.

“Entonces, era la primera vez que la bomba se iba a hacer responsable de comprar su alimento y, la verdad, es que no a todos les convencía la idea. Así que el mismo perro, con su personalidad y su raza también, se fue ganando poco a poco a las personas. Es una raza muy noble y tenía mucho espacio para moverse. Está la piscina, que lo hacía muy feliz. Los perros son de agua. Así que le agregó un valor importante al cuartel. La gente lo reconocía, los niños de los jardines infantiles igual, porque era muy juguetón y travieso. Creo que adoptó la personalidad de la Compañía”, aseguró Venegas.

El voluntario relata que Décimo “pasó muchos siendo muy feliz, porque teníamos a un bombero que falleció, lamentablemente hace algún tiempo, que era carnicero. Así que todos los días le llevaba sus huesos y sus mermas. Además, que estos perros viven de compañía y nunca estuvo solo. Siempre había gente”.

“El Décimo llevaba poco más de dos años enfermo de artrosis y ya no tenía la misma movilidad de antes. Así que pasaba más tiempo acostado, lo que permitió que cuando entraron a robar a la Compañía (en septiembre pasado) ni siquiera se haya dado cuenta de lo que estaba pasando. Eso sí, cuando los carros salían a los llamados los portones se quedaban abiertos y él se paraba en la sala de máquinas, que era su hábitat, y la gente lo veía y pensaba que hacía algo porque era grande. Pero resulta que el perro no hacía nada (ríe). Era como un espantapájaros”, bromeó el Bombero Honorario.

Más grande que lo normal

“El Décimo recibió a más de la mitad de los que estamos en la bomba”, indica el también bombero de la unidad, Gustavo Tapia Cabello. “Él tenía casi 14 años en el cuartel. Es mucho tiempo. Y como la Compañía se ocupa también para hacer capacitaciones para los aspirantes y otros cursos, el perro siempre estaba ahí. Los más jóvenes se quedaban jugando con él. Por eso el cariño que todos le tenían. Yo le empecé a enseñar que se sentara, que diera la pata, que se acostara, lo sacaba a pasear y le compraba cosas. Por eso en la Compañía creen que yo era el más me preocupaba del perro, aunque eran los cuarteleros los que estaban con él todos los días”, expresó.

“Una de las últimas veces que lo llevé al veterinario le hicieron radiografías, donde el médico me dijo que la artrosis que tenía lo iba a hacer sufrir mucho y que iba a llegar un momento en que por el dolor podía caer y no levantarse más. Por eso que teníamos que evaluar sobre su vida, porque se iba a complicar mucho. El jueves estaba en mi casa y me llaman de la Compañía y me dicen que el perro estaba mal. Lo encontraron en el suelo, en el patio de la bomba, y ya no reaccionaba. Recién cuando llegué y le hice cariño se movió. Pero tiritaba, así que comenté el tema con los demás bomberos de la Compañía sobre si lo íbamos a dormir o no”, relató con tristeza.

El bombero Gustavo Tapia también nos cuenta que “a los médicos les llamaba la atención de que el Décimo era muy grande en comparación con un labrador normal. De hecho, cuando le sacaron la radiografía fue un show, porque por el porte no dimensionaba en la máquina (ríe)”.

“Lo que sí era muy ladrón. Le gustaba robarse las cosas. Una vez le sacó los panes a los maestros de la construcción que trabajaban en el cuartel y resulta que los mismos maestros estaban casi agarrándose a combos porque uno pensaba que le había comido su pan, mientras el Décimo estaba comiendo al fondo del patio (ríe)”, concluyó.

Las historias y los recuerdos son miles. De momento, el Décimo ya está en el Cuartel Celestial. Su último mensaje lo dio desde su propia casilla de Instagram, decimo_bli: “Hoy he partido al cielo, pero siempre estaré en el corazón de mi familia de la. Gracias por amarme y cuidarme siempre”.