Hermandad y unidad: El legado institucional de Raúl Toledo Márquez

02Mar 2023

Más allá de los reconocimientos y los premios, queda en la memoria la calidez humana y la manera en que Don Raúl se comunicaba con sus pares, donde combinaba preocupación, sentido del humor, disciplina, respeto y un trato igualitario para todos sin importar género o condición.

La partida al Cuartel Celestial de Don Raúl Toledo Márquez, Bombero Insigne de Bomberos de Chile, Fundador de la Cuarta Compañía “Bomba Lo Ovalle” y del Cuerpo de Bomberos de San Miguel, Director Honorario de la Institución y Bombero Honorario de la Tercera compañía “Bomba San Miguel”, el pasado 24 de febrero, constituye una pérdida irreparable. Su contribución al nacimiento, crecimiento y desarrollo de la Institución y el cariño desplegado en 79 años de servicio dejó huellas que no serán borradas por el paso del tiempo.

A los 19 años fue parte de los fundadores de la entonces 3ª Compañía de Bomberos de La Cisterna, hoy ”Bomba Lo Ovalle”, y a los 30 hizo lo propio con el Cuerpo de Bomberos de San Miguel, siendo integrante de la entonces 1ª Compañía de Bomberos de esa comuna, actual “Bomba San Miguel”. Fue Teniente Primero, Capitán, Consejero de Administración, Consejero de Disciplina, Relacionador Público y Director en la Bomba Lo Ovalle y Teniente Primero, Teniente Segundo Interino, Consejero de Disciplina, Consejero de Administración, Relacionador Publico y Director en la “Bomba San Miguel”. Además, a nivel de Cuerpo, ejerció los cargos de Inspector General, Inspector de Cuarteles y Alarmas, Inspector General de Relaciones Públicas y Superintendente del Cuerpo de Bomberos de La Cisterna. Su último premio recibido fue por 75 años de constancia el 17 de junio de 2019.

En la 4ª Compañía “Bomba Lo Ovalle”, su Director Pedro Araya Carvajal recuerda las “comidas tercerinas” que todos los días 3 de cada mes realizaban en el cuartel. No eran banquetes. Al contrario, se trataban de platos muy simples que representaban el sentir de la legión en torno a una mesa. Lo mismo que las largas tertulias o un breve llamado telefónico para saber cómo estaba la persona. “Siempre estaba vigente. Me alegro haber sido el primer Bombero en hacerle un homenaje en vida”, rememoró emocionado en el funeral que se realizó la noche del sábado 25 en el Cementerio General.

Juan Carlos Espinaza Miretti, Miembro Honorario del CBMS y Bombero Honorario de la Bomba Lo Ovalle, conoció a Don Raúl Toledo Márquez en 1994 para el cincuentenario de la Compañía, “cuando llegaba para compartir con los bomberos y participar en las reuniones de Compañía y en los aniversarios. ¡Es que era muy entretenido y dicharachero! Yo lo molestaba y lo agarraba para el chuleteo y él la aguantaba y cuando me pillaba medio mal parado me la devolvía (ríe). Así era él. Pero cuando fallece su señora esposa (Olivia López Roa) dejó de ser hábito el que viniera, por lo que acordamos como Compañía la compra de un equipo de radio para que escuchara las salidas, sintiera las sirenas y supiera que alguien nos necesitaba. Cuando el CBMS cambió el sistema de análogo a digital también se le entregó el nuevo sistema radial”, comentó Espinaza Miretti.

María Olivares Paillalef, Bombera Honoraria y primera mujer bombera del entonces Cuerpo de Bomberos de La Cisterna, indica que lejos de mostrar machismo Don Raúl la recibió con los brazos abiertos y con mucho cariño y apoyo. “Siempre sonriente y humilde, con su bastón y en su autito, así lo recuerdo. Por eso lo considerábamos en todas las actividades que hacíamos, incluso en los llamados, cuando podía, lo subíamos en el carro y lo llevábamos”, expresó Olivares Paillalef.

En la Bomba San Miguel los sentimientos también afloran. Su Director Rodrigo Marín Jeldes afirmó que Don Raúl les decía que no se explicaba el amor que sentía por sus dos Compañías, a las que no podía renunciar, “dejándonos en una encrucijada reglamentaria. Es así como comparaba el amor que sentía por su querida Bomba Lo Ovalle con el amor que se siente por su hija, porque fue la que vio nacer y ayudó a formar. De igual forma, comparaba el amor por su Bomba San Miguel con el amor que siente un hombre por su amante, que es un amor con pasión… Raúl siempre tan especial con sus ideas y reflexiones”, manifestó el Director.

Humberto Espinosa Sánchez, 3º Comandante, Miembro Honorario del CBMS e integrante de la Bomba San Miguel, relata una conversación que sostuvo con Don Raúl Toledo Márquez hace 25 años: “’Te elegimos Secretario General, así que tienes que ir no más’. ‘Pero si yo nunca he sido Secretario en mi Compañía y en seis meses más me voy a vivir a Puerto Montt’. ‘Ah no sé, el problema es tuyo’. ‘Será pues’… y había que hacerle caso, porque no sacaba nada con ponerme a pelear (ríe). Era muy buena persona y muy amable, pero, por sobre todas las cosas, era un placer escucharlo cantar el himno de la Compañía, por el énfasis y el tono que le ponía. Trabajaba en el coro de la U. de Chile”, rememoró.

La educación lo es todo

Además del orgullo de tener al papá bombero, rotario y colaborador en la Iglesia, la familia Toledo López suma la creación, en 1967, de la Escuela 117 “Guía Estudiantil”, ubicada en lo que fue su casa, en la comuna de La Cisterna, y donde Don Raúl Toledo Márquez fue su director y fundador junto a su esposa, la Sra. Olivia López Roa (Q.E.P.D.).

Exalumnos de ese establecimiento hoy integran las filas de la Bomba Lo Ovalle, Pablo Cancino Riveros y su padre, Juan Pablo Cancino Toro, ambos Bomberos Activos, son algunos de ellos. “Don Raúl era una persona bien activa, en su día a día caminaba por los patios del colegio compartiendo con los estudiantes de buena forma. Cuando nos ‘invitaban’ a su oficina (castigados) tenía sus recuerdos de las Compañías y siempre hablaba de los bomberos con mucho orgullo e incentivaba a que participáramos. Nunca nos presionó, pero por ahí lo mencionaba. Esto fue entre 2008 y 2010. Yo estuve toda la Enseñanza Básica ahí”, comentó Cancino Riveros.

Loreto Cabrera, profesora y actual directora de la institución, habla del “vecino ilustre” y del “encanto de persona que era Don Raúl con sus profes y los jóvenes, que guardan lindos recuerdos de él. Su oficina era un museo con cosas maravillosas. Nunca dejaba de contar anécdotas y era un agrado conversar con él. Por él yo sé cómo se inauguró la Bomba y dónde hacían sus ejercicios, pero también atesoro su apoyo a la gestión docente y preocupación de sus educadores. Siempre nos decía: ‘yo no puedo pagar más de lo que pago, pero me comprometo a facilitar el trabajo de ustedes y hacerlo agradable’. Por eso que su pérdida es irreparable”, concluyó.

Antes de partir al Cuartel Celestial, el jueves 23 de febrero, don Raúl recibió en su casa el saludo de sus cofrades de la Bomba Lo Ovalle. Al día siguiente, tras su fallecimiento, fue trasladado hacia el cuartel de la 4ª Compañía para la tradicional Guardia de Honor y, el sábado 25, el cortejo fúnebre se detuvo por unos minutos en el frontis de la Bomba San Miguel, para luego dirigirse al Cementerio General, lugar de su último adiós y donde la familia recibió su uniforme de manos de los Directores de las 3ª y 4ª Compañías, Rodrigo Marín Jeldes y Pedro Araya Carvajal.